Tamiza 150 g de harina de repostería, 2 cucharadas de azúcar y una pizca de bicarbonato de sodio en un bol grande. Bate con unas varillas para mezclar.
En otro bol, bate 1 huevo grande con 150 ml de leche. Añade 25 g de mantequilla sin sal derretida y bate de nuevo hasta que la mezcla quede homogénea.
Forma un hueco en el centro de los ingredientes secos y vierte la mezcla líquida. Mezcla suavemente con las varillas hasta que la masa esté integrada, manteniendo algunos grumos pequeños.
Calienta una sartén antiadherente a fuego medio y úntala ligeramente con mantequilla derretida.
Vierte 2 cucharadas de masa por tortita en la sartén y cocina 2-3 minutos, hasta que aparezcan burbujas en la superficie y los bordes se vean cuajados.
Dale la vuelta con una espátula y cocina 1-2 minutos más por el otro lado, hasta que estén doradas y bien cocidas.
Pasa las tortitas a un plato y mantenlas calientes (en el horno a 100 °C si lo deseas) mientras haces el resto de la masa.