Precalienta el horno a 180 °C (160 °C con ventilador) y engrasa ligeramente un molde desmontable de 20 cm.
Forra el molde con la masa quebrada: extiende la lámina, recorta los bordes sobrantes y presiona con cuidado para ajustarla. Pincha toda la base con un tenedor.
Hornea a ciegas la base durante 10–12 minutos, o hasta que esté ligeramente dorada. Retírala del horno y deja templar.
Extiende la mermelada de frambuesa de manera uniforme sobre la base aún tibia.
En un cazo a fuego bajo, derrite la mantequilla, la miel y el azúcar, removiendo hasta que se integren y el azúcar se disuelva.
Retira el cazo del fuego, añade los copos de maíz y mezcla con suavidad hasta que queden bien impregnados.
Reparte la mezcla de copos sobre la mermelada y presiona ligeramente para compactar la cobertura.
Hornea durante 10–15 minutos, o hasta que la cobertura esté dorada y caramelizada. Vigila para que no se queme.
Deja enfriar la tarta en el molde durante 15–20 minutos para que el caramelo se asiente antes de desmoldar y cortar.
Sirve templada, acompañada de natillas calientes, helado de vainilla o sola, junto a una taza de té o café con leche.