Llena una olla grande con agua, añade una cucharada y media de sal y llévala a ebullición vigorosa a fuego fuerte.
Añade 340 g de tagliolini, remueve para evitar que se peguen y cocina al dente: 2–4 minutos si son frescos o 6–8 minutos si están secos.
Antes de escurrir la pasta, reserva 360 ml del agua de cocción y después escúrrela sin aclararla.
Mientras tanto, en una sartén grande a fuego medio, derrite 90 g de mantequilla sin sal hasta que empiece a hacer espuma.
Opcional: incorpora 1 diente de ajo picado y cocínalo durante unos 30 segundos, hasta que desprenda aroma sin que llegue a dorarse.
Añade la pasta escurrida a la sartén y espolvorea 100 g de queso parmesano rallado, media cucharadita de pimienta negra recién molida y la ralladura de medio limón (opcional).
Remueve con energía, incorporando poco a poco el agua de cocción reservada hasta que la salsa emulsione y cubra bien la pasta.
Sirve inmediatamente y decora con perejil fresco picado y, si lo deseas, más queso parmesano rallado.