En una cazuela grande, calienta 2 cucharadas de aceite de oliva a fuego medio.
Cuando el aceite empiece a brillar, añade 1 cebolla mediana picada, 2 zanahorias picadas y 2 ramas de apio picadas; sofríe, removiendo ocasionalmente, hasta que las verduras estén tiernas y desprendan aroma, unos 5–7 minutos.
Incorpora 3 dientes de ajo picados y 1 cucharadita de orégano seco; cocina hasta que el ajo desprenda aroma, aproximadamente 1 minuto.
Añade 800 g de tomate troceado con su jugo y 1,5 l de caldo de verduras; remueve para mezclar y lleva a ebullición.
Reduce el fuego a medio-bajo, tapa y deja cocer a fuego lento durante 10 minutos para que los sabores se integren.
Agrega 100 g de pasta ditalini y cocina, sin tapar, hasta que la pasta esté al dente, unos 8–10 minutos, removiendo de vez en cuando para que no se pegue.
Incorpora 140 g de espinacas frescas y deja que se ablanden en el calor de la sopa durante 1–2 minutos.
Sazona con 1 cucharadita de sal y ½ cucharadita de pimienta negra (o al gusto); prueba y rectifica si es necesario.
Sirve la sopa caliente. Si lo deseas, espolvorea queso parmesano rallado y acompaña con pan rústico para mojar.