Ralla únicamente la parte amarilla de la piel de 4–5 limones medianos y resérvala.
Extiende la ralladura sobre una bandeja forrada con papel de horno y déjala secar al aire durante 1–2 días, hasta que esté quebradiza. Si prefieres, puedes deshidratarla en el horno a la temperatura más baja (unos 65 °C) durante 30–60 minutos, hasta que se seque por completo.
Coloca la ralladura seca, los granos de pimienta negra, el ajo en polvo, la cebolla en polvo y la sal marina fina en un molinillo de especias o en un procesador de alimentos pequeño.
Tritura con pulsos hasta lograr la textura deseada, cuidando de que no se convierta en pasta.
Transfiere la mezcla a un tarro hermético y guárdalo en un lugar fresco y oscuro; se conservará hasta 6 meses.