Si los pulpitos no están limpios, retira el pico y la bolsa de tinta, y sécalos bien con papel de cocina.
Calienta el aceite de oliva en una cazuela de fondo grueso a fuego medio-alto y sella los pulpitos 2-3 minutos por cada lado, hasta que estén dorados. Retíralos y resérvalos.
Reduce el fuego a medio, añade el ajo picado y los copos de pimiento rojo (si los usas) y sofríe durante 1 minuto, hasta que desprendan aroma.
Vierte el vino blanco y raspa el fondo de la cazuela para desglasar; deja hervir 1 minuto. Incorpora el tomate troceado con su jugo, el orégano, la sal y la pimienta, y lleva todo a un ligero hervor.
Vuelve a añadir los pulpitos, tapa la cazuela, reduce el fuego al mínimo y deja cocer durante 45-60 minutos, hasta que queden tiernos.
Retira del fuego, añade el perejil fresco picado y el zumo de medio limón, corrige de sal y pimienta al gusto y sirve.