Retira el pollo del envase, desecha las vísceras, sécalo muy bien por dentro y por fuera con papel de cocina y, si quieres, átalo: une las patas con hilo de cocina y mete las alas por debajo.
En un bol pequeño, bate el aceite de oliva virgen extra con la sal gorda, la pimienta negra molida, el ajo en polvo, la cebolla en polvo, el pimentón dulce (o ahumado) y el tomillo o romero seco.
Coloca el pollo, con la pechuga hacia arriba, sobre una rejilla dentro de una bandeja de horno. Unta la mezcla de aceite y especias por todo el pollo, llegando a las cavidades y bajo las alas.
Rellena la cavidad con medio limón, media cebolla y los dientes de ajo machacados.
Precalienta el horno a 220 °C.
Hornea el pollo a 220 °C durante 20-25 minutos, hasta que la piel esté dorada y crujiente.
Reduce la temperatura a 190 °C y continúa asando 50-70 minutos más, o hasta que un termómetro de cocina marque 74 °C en la parte más gruesa del muslo (o hasta que los jugos salgan claros).
Saca el pollo, colócalo en una tabla de cortar y cúbrelo ligeramente con papel de aluminio. Déjalo reposar 10-15 minutos.
Trincha el pollo y sírvelo con la guarnición que prefieras.