Precalienta el horno a 230 °C y, si dispones de piedra para pizza, colócala en su interior para que se caliente.
Espolvorea ligeramente con harina de trigo una pala para pizza o una bandeja de horno grande.
Estira con cuidado la masa de pizza hasta obtener un círculo de unos 30 cm de diámetro.
En un bol pequeño, mezcla el tomate triturado con el orégano seco, el ajo en polvo, la sal y la pimienta negra.
Coloca la masa sobre la pala o bandeja enharinada, rocía con aceite de oliva y reparte la salsa de manera uniforme, dejando un borde de unos 1 cm sin cubrir.
Reparte el queso mozzarella fresco sobre la salsa.
Coloca el pimiento morrón en tiras, los champiñones laminados y la cebolla roja finamente laminada sobre el queso.
Hornea durante 12–18 minutos o hasta que la masa esté dorada y el queso burbujee.
Saca la pizza del horno, deja reposar unos minutos, desgarra con la mano las hojas de albahaca fresca y repártelas por encima, corta en porciones y sírvela acompañada de una ensalada verde.