Seca las pechugas de pollo con papel de cocina y, si prefieres, úntalas con un poco de aceite de oliva virgen extra para que el aliño se adhiera mejor.
En un bol pequeño, mezcla el azúcar moreno, el pimentón ahumado, el ajo en polvo, la cebolla en polvo, la sal y la pimienta negra hasta obtener una mezcla homogénea.
Espolvorea generosamente el aliño por ambos lados de las pechugas y presiona suavemente para que se adhiera. Si quieres un sabor más intenso, refrigera durante 30-60 minutos (opcional).
Precalienta el ahumador a 110 °C y añade astillas o pellets de madera de manzano o de cerezo.
Coloca las pechugas sazonadas directamente en las rejillas del ahumador y ahúmalas hasta que un termómetro de lectura instantánea insertado en la parte más gruesa marque 74 °C, aproximadamente de 1,5 a 2,5 horas.
Retira las pechugas del ahumador y cúbrelas holgadamente con papel de aluminio. Déjalas reposar durante 5-10 minutos.
Corta o desmenuza el pollo ahumado y sírvelo con tus guarniciones favoritas o utilízalo en ensaladas y bocadillos.