Precalienta el horno a 200 °C (180 °C en modo convección).
Pela las patatas y córtalas en bastones de aproximadamente 1 cm de grosor. Enjuágalas con agua fría y sécalas muy bien.
Mezcla las patatas con 3 cucharadas de aceite de girasol y una pizca de sal en una bandeja grande de horno, y extiéndelas en una sola capa.
Hornea de 30 a 40 minutos, dándoles la vuelta a mitad de cocción, hasta que estén doradas y crujientes. Alternativamente, puedes usar la freidora de aire a 190 °C durante 20–25 minutos, moviéndolas de vez en cuando.
Mientras tanto, pica muy finamente la cebolla blanca, el pimiento rojo y el pimiento verde. Pica el ajo y el jengibre. Corta el chile rojo en rodajas y trocea las cebolletas, reservando un poco para decorar.
Calienta 1 cucharada de aceite de girasol en una sartén grande o en un wok a fuego medio-alto. Añade la cebolla y los pimientos, y saltea durante 5–7 minutos hasta que se ablanden ligeramente.
Incorpora el ajo, el jengibre y el chile; saltea 1 minuto hasta que desprendan aroma, cuidando de no quemar el ajo.
Añade las patatas asadas a la sartén. Espolvorea la sal, la pimienta negra recién molida y la mezcla de cinco especias chinas. Remueve bien para que se impregnen los sabores.
Agrega la mayor parte de las cebolletas (reserva un poco para decorar). Sirve inmediatamente y termina con las cebolletas reservadas por encima.