Calienta abundante agua con un buen pellizco de sal hasta hervir y cuece 250 g de pasta corta al dente según las instrucciones del paquete.
Mientras hierve la pasta, pela y pica muy fino 1 diente de ajo.
En una sartén mediana a fuego medio-bajo, derrite 20 g de mantequilla sin sal y sofríe el ajo 1 minuto sin que llegue a dorarse.
Corta 150 g de queso gorgonzola en trozos pequeños y añádelo a la sartén; remueve continuamente hasta que el queso se funda completamente.
Vierte 200 ml de nata líquida para cocinar en la sartén y sigue removiendo a fuego bajo durante 3-5 minutos, hasta que la salsa espese.
Retira la sartén del fuego, añade una pizca de nuez moscada rallada y pimienta negra recién molida al gusto; prueba y ajusta de sal si fuera necesario.
Escurre la pasta reservando un poco del agua de cocción.
Incorpora la pasta a la sartén con la salsa y mezcla bien; si la salsa queda demasiado espesa, añade una o dos cucharadas del agua reservada.
Sirve inmediatamente y, si lo deseas, decora con más pimienta negra o unas nueces picadas para un toque crujiente.