En un bol grande, mezcla 250 g de harina de fuerza, 30 g de azúcar blanquilla, 5 g de sal fina y 7 g de levadura seca de panadería de acción rápida. Haz un hueco en el centro.
Vierte gradualmente 125 ml de leche entera tibia y 100 ml de agua fría, mezclando con una cuchara de madera hasta que se forme una masa rugosa.
Añade 25 g de mantequilla sin sal derretida y mezcla hasta que se integre por completo. Vuelca la masa sobre una superficie ligeramente enharinada y amasa durante 5-7 minutos hasta que esté lisa y elástica.
Forma una bola con la masa, colócala de nuevo en el bol, cúbrela con film transparente y refrigérala al menos 1 hora.
Mientras tanto, coloca 250 g de mantequilla sin sal muy fría entre dos hojas de papel de hornear y estírala con el rodillo hasta formar un rectángulo de 15×20 cm. Resérvala en el frigorífico.
Saca la masa y estírala sobre una superficie enharinada hasta obtener un rectángulo de 20×45 cm. Coloca el bloque de mantequilla sobre una de las mitades, dejando un pequeño borde, y dobla la otra mitad de la masa sobre la mantequilla para cubrirla.
Vuelve a estirar hasta obtener un rectángulo de 20×45 cm y realiza un pliegue simple (tipo carta). Envuelve en film transparente y refrigérala durante 30 minutos.
Repite el estirado hasta 20×45 cm, haz otro pliegue simple, envuelve en film transparente y refrigérala otros 30 minutos.
Estira la masa hasta obtener un rectángulo de 30×40 cm con un grosor de 3-4 mm. Recorta los bordes y corta ocho rectángulos de 10×15 cm.
Coloca una barrita de chocolate (o varios trocitos) en el borde corto de cada rectángulo y enrolla. Añade otro trozo de chocolate y completa el rollo. Pon las napolitanas con la unión hacia abajo en una bandeja forrada con papel de hornear.
Cubre ligeramente con film transparente o un paño y deja levar en un lugar cálido durante 1,5-2 horas, hasta que doblen su volumen y estén esponjosas.
Precalienta el horno a 200 °C (180 °C con ventilador). Pinta la superficie con huevo batido y hornea 15-20 minutos, hasta que estén de un color dorado intenso y, al golpear la base, suenen huecas.
Tras el horneado, colócalas sobre una rejilla y deja que se templen ligeramente antes de servir.