Asegúrate de que la mantequilla sin sal esté completamente ablandada a temperatura ambiente.
En un bol, mezcla la mantequilla ablandada, 1½ cucharada sopera de aceite de trufa de buena calidad (blanca o negra) y la sal fina.
Bate a velocidad media durante 2–3 minutos, hasta que la mezcla esté ligera y esponjosa y el aceite de trufa se haya repartido de forma homogénea.
Prueba y ajusta al gusto, añadiendo más aceite de trufa o un pellizco extra de sal; mezcla de nuevo hasta que quede homogéneo.
Envuelve la mezcla en papel vegetal o film transparente y dale forma de cilindro de unos 4 cm de diámetro. Cierra los extremos retorciéndolos (o transfiérelo a un recipiente hermético).
Refrigera al menos 30 minutos, o hasta que esté firme.
Úsala para untar en pan, sobre un filete, con pasta, con huevos o incluso en palomitas; consérvala en el frigorífico hasta 2 semanas o congélala hasta 3 meses.