Coloca una sartén antiadherente limpia de 20-25 cm de diámetro a fuego medio-bajo.
Añade 15 g de mantequilla sin sal y gira la sartén para cubrir toda la base; calienta hasta que empiece a burbujear ligeramente, sin que la mantequilla se dore.
Casca los 2 huevos directamente en la sartén sin que se toquen entre sí (o casca primero en un bol y deslízalos con cuidado).
Deja que se cocinen sin moverlos durante 2-3 minutos, hasta que la clara esté casi cuajada y opaca, pero la yema siga líquida.
Con una espátula fina y flexible, da la vuelta a cada huevo con un movimiento rápido y suave.
Cocina los huevos volteados durante 30 segundos a 1 minuto, hasta que la fina capa de clara sobre la yema se vuelva opaca pero la yema permanezca líquida.
Sirve los huevos en un plato y sazónalos de inmediato con una pizca de sal y otra de pimienta negra.