Dora la carne picada en una sartén grande a fuego medio, desmenuzándola con una cuchara, hasta que esté completamente dorada y no queden restos rosados (unos 5–7 minutos).
Escurre el exceso de grasa de la sartén.
Baja el fuego al mínimo y añade el queso en cubos y la lata de tomate troceado con chiles verdes sin escurrir.
Remueve de vez en cuando hasta que el queso esté completamente fundido y la mezcla quede suave y cremosa (unos 5–10 minutos).
Pasa la salsa a un cuenco para servir o mantenla caliente en una cazuela a fuego muy bajo y sirve enseguida acompañada de nachos de maíz o palitos de verduras.